En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás. Jacques Benigne Bossuet

sábado, 12 de diciembre de 2009

Un libro abierto es un cerebro que habla; 
cerrado un amigo que espera; 
olvidado, un alma que perdona; 
destruido, un corazón que llora.